viernes, 29 de agosto de 2008

El conejo nocturno y melancólico


Me siento y callo en la noche oscura
soy un espía, como un roedor,
soy la melancolía que empaña tus ojos tristes.
Mi mayor virtud es no temer a morir
y creo que la muerte es mujer y se enamora de vez en cuando,
se trastorna como yo comprenderé.
Me indigna la facilidad,
me consuela la lucha.
Oscuro crepúsculo que abraza mi cabeza soñadora
puedo morir hoy y aquí,
tan lejos de los hombres y tan cerca de lo real.
Convierto los mitos en veracidad con solo quererlo
pero lo quiero a él, incansable lucero.
Recuerdo a aquellos a quienes llamo amigos
y una sonrisa de satisfacción se dibuja en mi pálido rostro.
Soy un conejo sin madriguera ni hogar,
sin oficio, ni beneficio,
sin dueño, ni señor.
O tal vez no he notado
que mi madriguera es el mundo
mi beneficio es mi felicidad
mi dueña soy yo.
Aunque esta noche nació una tortuga y murió un corazón
soy un conejo blanco colgado de los nocturnos brazos de la luna
Y de mi propia lucha por amar.

<Fotografía de Jaime Martínez>

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