domingo, 24 de abril de 2011

El trance de la mariposa.



Insensible, como tu acento norteño


como tu perfil y tus manos

Soy una mariposa que escapó de tu colección.


Me nombraste tres veces y aparecí para observarte


desnudo, glorioso, brillando en la delicada oscuridad.


Soy una mariposa que se hipnotiza con tu resplandor.


hay una fuerza de gravedad que moviliza mi delicado ser hasta tu lecho,


mientras me acerco percibo tu aroma, tu volumen, tu agitada respiración,


me sonríes y solo salgo de mi trance al sentir tu penetración,


dolorosamente deliciosa,


es en ese momento que me percato


de que he caído en tu maravillosa y tormentosa red...


...otra vez.

¿A qué volviste, oh miseria?




Insoportable, inquebrantable.



Tu bellísimo rostro que a estas alturas me sigue desgarrando.


Es que ya no te soporto.


Has vuelto de entre las cenizas,


lograste escapar del cajón de mis olvidos


una tarde de domingo que te saqué para acariciar tu recuerdo y fantasear con él.


Has vuelto y no tiene sentido.


tu herida vuelve a arder


esa que tengo al costado de un seno


el mismo que mordiste con furia una noche de insomnio casi virtual.


La blancura de tu piel me tienta, tu sonrisa burlona me rechaza.


¿A qué volviste, oh miseria?