Tu bellísimo rostro que a estas alturas me sigue desgarrando.
Es que ya no te soporto.
Has vuelto de entre las cenizas,
lograste escapar del cajón de mis olvidos
una tarde de domingo que te saqué para acariciar tu recuerdo y fantasear con él.
Has vuelto y no tiene sentido.
tu herida vuelve a arder
esa que tengo al costado de un seno
el mismo que mordiste con furia una noche de insomnio casi virtual.
La blancura de tu piel me tienta, tu sonrisa burlona me rechaza.
¿A qué volviste, oh miseria?
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