domingo, 12 de octubre de 2008

La conciencia implora perdón

Son este tipo de noches, en los que la verdad es vomitada sobre mis zapatos, que prendo la luz porque no quiero pensar más.

¿Cuántas veces he de aceptar que todo fue un error? ¿Qué traicioné de la forma más ruin a quien no lo merecía? Y me siento asquerosa y mal nacida, si, si, si, mi excusa es igual: el dolor de la cara solo se me curaba con su presencia. Mal momento, ahora lo sé, lastimé a más de uno, gente que no tenía porque sufrir.

¿He pagado mi error? Tal vez no, tal vez me falta mucho más… de nada sirve volver a pedir perdón, ¡qué asco me doy! Y lo he vivido en carne propia ¿Karma? ¿Venganza? ¿O simple lección?
Lo lamento, por é, por ti, por aquel… por mí que estaba tan ciega por mis propias lágrimas que no note mi error. Esa era mi salida y la tomé en el primer tren.

Todos lo notaron, nadie habló, y en este tipo de noches la conciencia me reclama, la conciencia implora perdón.

2 comentarios:

Carlos Gregorio dijo...

Pedir perdón es ahogar el alma, en una reflexión.

Catriela Soleri dijo...

La gente deja de hablar, cuando al fin hay algo sensato para decir.

Las personas simplemente nos aturdimos y callamos. Dejamos pasar. No creemos.