El mismo sueño otra vez
el piano que toca sólo una melodía desafinada, me provoca tristeza.
Luego las cortinas negras y vaporosas se mueven,
danzan a su ritmo, fría elegancia de la soledad.
Despertar llorando, otra vez...
todo diciembre soñando lo mismo:
sus ojos lo ven todo,
pero ¡basta de él!
Situaciones ridículas
y confirmo que la distancia no es algo físico sino un estado mental.
Se puede olvidar al de junto y kilómetros no logran borrar nada.
Uno es tan pequeño en la inmensidad de la ciudad.
Mirarse al espejo y parecer un cuadro surealista:
a veces tengo margaritas de ojos,
otras son diamantes deshielandose lentamente.
Dolores de cabeza que sólo reflejan los moretones de un corazón lastimado.
De nuevo la música triste,
piano desafinado y cortinas que me provocan llorar.
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