tu pecho se ha convertido en mi almohada favorita
el ronroneo seco de tu corazón, mi arrullo
y tus manos mi mejor consuelo.
En medio del hastío de seguir viviendo
absorta en callejones que no tenían salida
tu presencia discreta como una sombra
modificó las amarguras de mi vida.
Con tus miradas me iluminas
borras mils faltas y pecados
la poca moral perdida en batallas absurdas
en las que dejé vencida la esperanza
y la poca inocencia que seguía aún con vida.
Fuiste escribiendo una historia
de la cual me has hecho princesa
en la que me siento tan poco merecedora,
pero tan agradecida de tu elección.
Tu me has elegido, yo soy la receptora
y conseguir tu amor
