miércoles, 14 de diciembre de 2011

Lo poco que queda



La lava en la sangre
no calienta mis manos.
El peso del odio me oprime el pecho
falta oxígeno a este cerebro.
Mis pensamientos se presentan desordenados,
confusos, incomprensibles.
Dentro de mi una batalla se libra
discuten la razón y el sentimiento,
se gritan en idiomas diferentes
y de mis ojos brota en lágrimas
la sangre de dicha pelea.
Retirarse del blanco es lo más apropiado,
es la recomendación que yo misma daría,
pero las piernas se vuelven de plomo
y me petrifico cual estatua.
Mis labios se cierran,
ya no quiero hablar
pero mi oído no se pierde
aún escucho, aún puedo ver...
Aún veo cómo soy utilizada
cómo juegan con lo poco que me queda dentro
y solamente deseo que alguien aviente esta estatua que soy yo
para romperme en pedacitos
y volver al polvo que queda de mí.